Actualmente existe una gran variedad y tipos de medicamentos que ayudan a los seres humanos a preservar su salud y mejorar su calidad de vida. En el transcurso de la historia, los medicamentos son el reflejo del desarrollo de la ciencia, que nos ha permitido combatir y entender a las enfermedades que en distintas épocas habían mermado el bienestar de la población, dándo una esperanza para una sociedad sana y más longeva.
Antes de entrar en materia, definamos
¿Qué es un medicamento?
Son sustancias o combinaciones de sustancias que tienen la capacidad de combatir enfermedades en nuestro organismo, estas sustancias son estudiadas, probadas y aprobadas para beneficio de la población. Se administran con el fin de restaurar, corregir o modificar las funciones fisiológicas y pueden ejercer acciones farmacológicas, inmunológicas o metabólicas en el organismo.
¿Que constituye un medicamento?
Principalmente son 2 sustancias o grupos de sustancias:
- Principio activo: Es la sustancia que actúa por sí misma en el organismo, es decir, es el responsable de la actividad que ejercerá el medicamento una vez que lo consumamos.
- Excipiente: Son sustancias que, mezcladas con el (los) principio(s) activo(s) facilitan su manipulación con los fines de:
2.1. Servir de vehículo.
2.2. Hacer posible su preparación y su estabilidad.
2.3. Tener buenas propiedades organolépticas.
2.4. Determinar las propiedades físico-químicas del medicamento, así como su biodisponibilidad.
Clasificación de los Tipos de Medicamentos
En general existen múltiples maneras para clasificar los medicamentos, puede ser por el código ATC, por forma farmacéutica (sólido, líquido), por vía de administración o por sus indicaciones terapéuticas, que es la que tomaremos como base ya que resulta más sencilla, adicional, nos enfocaremos en los tipos de medicamentos más utilizados para sintetizar el gran listado.
Tipos de Medicamentos
- Analgésicos: Estos medicamentos están enfocados en aliviar el dolor físico ocasionado por lesiones, golpes o heridas y se dividen en 2:
– Opiáceos: Son de acción potente y están restringidos ya que en general, su mal uso puede causar adicción o dependencia como la morfina.
– No opiáceos: Por el contrario, son de acción de menor intensidad y llegan a ser de venta libre (sin receta médica), aquí se incluyen también los antiinflamatorios no esteroides como el ibuprofeno o el paracetamol. - Antiácidos y antiulcerosos: Están enfocados en disminuir las secreciones gastrointestinales y así reducir la ácidez, disminuyendo el riesgo de desarrollar úlceras gástricas, de los más conocidos podemos nombrar el omeprazol.
- Antialérgicos: Combaten los efectos negativos de las reacciones alérgicas y la hipersensibilidad. Los más populares perteneces a la familia de antihistamínicos.
- Antidiarréicos y laxantes: Son 2 tipos de medicamentos que su función principal es regular el tránsito intestinal, pero trabajan a la inversa uno de otro:
– Antidiarréico: Buscan disminuir el número de deposiciones y mejorar la consistencia causados por diarrea ocasional, regulando y disminuyendo la motilidad del intestino
– Laxantes: Su función es aumentar la motilidad del intestino para aumentar o conseguir el número adecuado de deposiciones, que disminuyen o se ausentan en periodos ocasionales de estreñimiento. - Antiinfecciosos: Este tipo de medicamentos esta disñado para combatir infecciones, su venta requiere receta médica y dependiendo el agente causante de la infección se pueden dividir en:
– Antibióticos: contra bacterias.
– Antifúngicos: contra hongos.
-Antivirales: contra virus.
– Antiparasitarios: contra parásitos. - Antiinflamatorios: Como su nombre lo dice, su uso es para reducir los efectos de la inflamación, ya sea por golpes, lesiones o heridas y en algunos caso, funcionan también como analgésicos. Los más populares están clasificados como AINES.
- Antipiréticos: Su función principal es disminuir la fiebre, y en algunos casos, tienen otros beneficios como el paracetamol o el ibuprofeno que además son analgésicos y/o antiinflamatorios.
- Antitusivos y mucolíticos: Los primeros actúan sobre el sistema nervioso central para inhibir el reflejo de la tos que no produce mucosidad y los segundos buscan fluidificar y facilitar la expulsión del moco a través de la tos mejorando la respiración.



